miércoles, 10 de junio de 2009

Un buen sabor de boca

A veces me pongo a pensar como la vida me da regalos. Cosas sencillas que mucha gente diría que son tonterías, pero para mí tienen mucha importancia. Tengo un par de clientes jovencitos, de preparatoria, vienen casi diario al internet a hacer su tarea, estudian para programadores, pero como en su casa no llega luz suficiente pues se han hecho mis mejores clientes. Algunas veces que ha habido apagones por la lluvia, se quedan hasta 1 hora esperando a que llegue la luz para seguir trabajando, o bien, de vez en cuando jugando, pero cuando eso pasa, se quedan platicando conmigo. La última vez que se fue la luz estuvimos platicando de donde eran ellos, porque no son de aquí, de Zumpango o de San Juan ni de Tequixquiac, ellos vienen de Hidalgo, no de la ciudad si no de un pueblito de una ranchería, que ahorita no recuerdo el nombre, pero lo que si me llamo la intención y son de las cosas de las que hablo, esas cosas sencillas que te regala al vida para sentir que tu mundo es más bonito, es que su pueblo está muy cerca de un lugar que yo conocí hace varios años, hace ya casi 18 años. Ese lugar se llama Huayacocotla, Veracruz, es un pueblito pegado al estado de Hidalgo y que de hecho para ir al pueblo de donde son estos chicos, pasan por ahí. A mi ma trae muchos recuerdos bellos “huaya” y que más gente conozca ese lugar y poder compartir un poco con ellos de lo que para mí es ese territorio es maravilloso. Algo que me encanta de este chico es que no se avergüenza de ser indígena, al contrario se siente orgulloso, cada vez que va a visitar a sus abuelos, procura hablar el idioma Nahuatl para que no se le olvide. A su papa y a su hermano les da un poco de pena y creen que no vale la pena, pero este chico es un buen ejemplo para la sociedad, porque no se avergüenza de sus raíces.

Además así como platique de la pésima educación que muchos chicos reciben y muchos chicos que no les gusta estudiar y son flojos, el es un ejemplo de un muchacho que le gusta el estudio y le pone muchas ganas a la escuela, ojalá la mayoría fuera así. Es indígena y pobre, pero creo que es un ejemplo a seguir para todos aquellos que no quieren estudiar, o bien tienen dinero van a la escuela y solo van a calentar las bancas de la escuela.

Con Orgullo escribo de él mi cliente anononimo, por que pocos como él.

1 comentario:

killer queen dijo...

Esa clase de chicos son los que mañana ya hombres, hacen cosas que dejan rastro y huella en el mundo!