viernes, 21 de noviembre de 2014

LOS HIJOS DE UNA SON LOS HIJOS DE TODAS

"LOS HIJOS DE UNA SON LOS HIJOS DE TODAS"
"NI UN MUERTO MAS"


Decía nuestra manta. 
Y me fui a marchar. 
No podía quedarme en mi casa "sin hacer nada", sin alzar la voz 


Mujeres de mi familia  dejando la indiferencia. Así salimos. 


 ¿Por qué fui a marchar? Y   ¿Qué me deja ?

¿Por qué salí a marchar?

Porque quería ser parte de la voz de mi pueblo, que tanto me duele.  Me duele ver como  hay tanta impunidad, tanto crimen, tantas personas desaparecidas, tantos secuestros, Si bien, esos crímenes toda la vida los ha habido en el país en el mundo, ya  nos comienzan a tocar. Si, así es, antes, podríamos creer que eran solo los delincuentes quienes terminaban muertos en las calles, porque la autoridad o los narcos se deshacían de ellos por ser malhechores o del bando contrario.  (y mucho antes porque eran guerrilleros, 
eran comunistas, en otros países les llaman terroristas, etc). Pero ahora nos toca a la gente más de cerca, que si robaron a fulano, que si secuestraron a zutano, y ni rico era, que si ya mataron a no sé quién.  Es un tema que se ha convertido en  sobremesa, que si bien, tal vez, no es alguien cercano a mí, si cercano a algún amigo o conocido mío. Eso da miedo;  miedo de salir, miedo de no educar adecuadamente a mis hijas y que caigan en esos ambientes tan tristes, miedo a que se cumplan injusticias,  miedo a despertar un día y que el salario sea menor de lo que es ahora, miedo a que la gente cada vez sea más indiferente, miedo a no sentir más, porque se me haya hecho una coraza y no ver la pobreza,  miedo a no ver el dolor del necesitado, la miseria del migrante que es el más pobre de todos porque va solo en su caminar,  miedo a no ver las cosas buenas que tenemos como seres humanos,   miedo a ya no saludar ni al vecino por miedo, miedo al miedo.

 ¿Qué me deja?


Me deja con esperanza,  la esperanza de saber que no estoy sola, que somos muchos los indignados, los que no somos indiferentes. (independientemente si fueran o no a marchar).
Me deja en su mayoría un gran sabor de boca, mucho aprendizaje.  Aprendizaje  de los que fueron a marchar y de quienes no fueron a marchar.  Me di cuenta que hay muchas maneras de hacer de este México, un mejor país.
Ya en la marcha
Que hay que no solo salir a marchar y alzar nuestra voz, si no llevar esa voz acompañada de acciones en pequeño, día a día, no solo el 20 de noviembre o el 1 de Diciembre, si no todos los días, con los hijos,  con el prójimo que es el más próximo. Comenzando con mi  familia, continuando con el vecino, y no el vecino que me cae bien, no, si no con el vecino que no me cae, siendo cooperativos unos con otros, empáticos, siendo honestos, educar con el ejemplo, sin sermones sin cátedras, solo con el ejemplo. Dejar de dar mordidas, respetar al peatón , respetar los señalamientos de tránsito,  respetar y enseñar a  nuestros hijos que respeten a las autoridades, por más equivocadas que ellos estén,  a llevar la luz, dejar el rencor y llevar la paz, el amor (si se lee cursi, pero es verdad).  Llevar luz y no oscuridad en mi vida, a orar, pedir por aquellos desprotegidos,  y desdichados,  orar por esas personas duras de corazón,  orar por los malos gobernantes,  (si, también por Peña Nieto y la “Gaviota” y toda su prole),  orar por todas las madres y padres que tienen hijos desaparecidos, orar por los narcos, orar por todos aquellos que han sido maltratados, orar por todos aquellos migrantes que viajan solos, sin tener que comer o donde dormir, pasando fríos y malos tratos, Orar por todos aquellos que tienen un corazón acorazado, para que se ablanden y sientan y sean más compasivos, Orar , por mí, para que no olvide,  orar y no deje de sentir,  para que no sea indiferente,  orar para que tenga más caridad y amor a los otros. Orar para poder trasmitir a mis hijas ese amor por la humanidad.  
El amor a la humanidad, la caridad, la bondad, la responsabilidad,  no se aprenden en una escuela, se aprende desde casa y con eso me quedo y con esto me voy. Tengo mucho que trabajar, además de alzar la voz.

Les comparto una canción que me mueve desde hace 20 años y resume mi sentir.
Sólo le pido a Dios
Leon Gieco
Sólo le pido a Dios
que el dolor no me sea indiferente,
que la reseca muerte no me encuentre
vacío y solo sin haber hecho lo suficiente.

Sólo le pido a Dios
que lo injusto no me sea indiferente,
que no me abofeteen la otra mejilla
después que una garra me arañó esta suerte.

Sólo le pido a Dios
que la guerra no me sea indiferente,
es un monstruo grande y pisa fuerte
toda la pobre inocencia de la gente.

Sólo le pido a Dios
que el engaño no me sea indiferente
si un traidor puede más que unos cuantos,
que esos cuantos no lo olviden fácilmente.

Sólo le pido a Dios
que el futuro no me sea indiferente,
desahuciado está el que tiene que marchar
a vivir una cultura diferente.


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